¿Qué es una estrella?

06 May 2015

From the OSR Blog

La estrella se define como una esfera de gas que brilla con luz propia y debe su forma a un equilibrio hidrostático de fuerzas. Este equilibrio se genera entre la fuerza de gravedad del astro que actúa atrayendo el gas hacia el centro y comprimiéndolo y la presión estelar que actúa en sentido contrario intentando expandir el sistema. La presión que ejerce el plasma hacia fuera depende de la temperatura, que, como en el Sol, esá relacionada con la energía producida en el interior de la estrella.

La cantidad y el ritmo de la energía producida sigue igual durante mucho tiempo, sin embargo con el pase del tiempo padece algunas variaciones que afectan las propriedades físicas de los astros y que tienen que ver con la evolución de una estrella. Este objeto astronómico emite en el espacio distintas formas de energía bajo la forma de radiación electromagnética, de neutrinos y viento estelar que nos permite observarlas en el cielo nocturno como puntos brillantes y luminosos debido a la gran distancia que suelen recorrer sus radiaciones estelares. En cambio el Sol, que es la estrella más cercana a nuestro planeta, aparece en el cielo no como un punto sino como un disco de luz cuya presencia o ausencia provoca el día o la noche respectivamente.

Formación de las estrellas

¿Pero cómo se originan las estrellas? Las estrellas se forman en regiones de densas nubes moleculares originadas principalmente por colisiones galácticas o supernovas (otras explosiones estelares). Estas nubes generadas empiezan a juntarse y caer sobre sí mismas por medio de una intensa atracción gravitatoria que hace el proceso más rápido en el centro de este material gaseoso que en su periferia. Se forma un núcleo muy caliente llamado protoestrella que a través de algunas reacciones nucleares eleva la presión y la temperatura de la protoestrella. Después de esta primera fase el astro experimenta la llamada secuencia principal que ocupa casi su entero ciclo vital, en la que la estrella funde todo su hidrógeno. Una vez agotado este gas su evolución depende de la masa inicial, así que puede convertirse en una enana blanca o explotar (supernova) dejando objetos compactos que se transforman en estrellas de neutrones o en agujeros negros. Cuando una estrella muere se produce en la mayoría de los casos una nebulosa planetaria que expulsa una gran cantidad de materia al espacio interestelar. Los elementos expulsados formarán nuevas estrellas y planetas en el universo.

Estructura estelar

Las partes de una estrella son el núcleo, el manto y la atmósfera. En el núcleo se desarrolla la fusión nuclear entre elementos químicos que genera la energía estelar, mientras el manto transporta dicha energía hacia la superficie según los métodos de convección y radiación. Por último la atmósfera es la parte más superficial y la que es visible al hombre, se divide en cromósfera, fotósfera y corona solar. Todas estas capas a lo largo del tiempo experimentan cambios de tamaño e incluso en el orden en que se disponen las zonas radiante y convectiva, pero también el núcleo puede modificar sus rasgos durante la evolución de las estrellas.

Al inicio de su vida una estrella está compuesta por el 75% de hidrógeno y el 23% de helio mientras el restante 2% lo constituyen elementos más pesados que derivan de otras estrellas muertas. Las estrellas presentes en la Vía Láctea se dividen en dos enormes poblaciones según la presencia en ellas de metales. Las que tienen cierta cantidad de metales pertenecen a la población I en cambio las que son pobres de ellos forman parte de la población II. La metalicidad de una estrella depende también de su edad puesto que las de la población I son más jóvenes que las de la población II e incluso hay que considerar que la composición estelar se modifica a lo largo de su ciclo vital.

Clasificación estelar

El astrónomo griego Hiparco de Nicea fue el primer estudioso que intentó una clasificación de las estrellas según su brillo aparente visto desde la Tierra. Hiparco creó una escala de magnitudes donde las estrellas más luminosas formaban parte de la primera magnitud y las menos brillantes eran de sexta magnitud. Aunque los siglos han pasado, este método constituyó la base para la clasificación actual.

Hoy en día los astrónomos para catalogar las estrellas se basan en los tipos espectrales que distinguen los astros de acuerdo a su luminosidad y su temperatura superficial. La clasificación se representa por medio de letras (W,O,B,A,F,G,K,M,L,T) yendo de mayor a menor temperatura. Las estrellas de tipo O,B,A son las más calientes mientras las de tipo M, por ejemplo, son más frías. La temperatura superficial está relacionada con el color de las estrellas, así que las que tienen una temperatura relativamente menor son rojizas y más pequeñas que nuestro sol, los astros con una temperatura notable son azules y más grandes que el sol.

Otra clasificación tiene que ver con la luminosidad de las estrellas que sirve también para determinar su tamaño. En este sistema se examina nuevamente el espectro estelar y se buscan líneas espectrales sensibles a la gravedad de la estrella. Las clases de categorización son siete y van de la clase 0, donde encontramos las hipergigantes a la clase VII de las enanas blancas.

En 2006 el órgano de la Unión Astronómica Internacional instauró cuatro criterios gravitacionales para otra clasificación estelar que son los más usados y comúnmente aceptados. El primer método es el de la clasificación por centro gravitacional estelar, que se ocupa de la presencia de las estrellas sistémicas en el caso de que haya una agrupación estelar o ausencia de sistemas estelares si se habla de estrellas solitarias. El segundo método es el de la clasificación de estrellas por agrupación gravitacional que distingue dos tipos de estrellas dependiendo de si estas se agrupan con otras mediante fuerzas de atracción gravitacional. Los dos tipos de estrellas se denominan cumulares e independientes según se encuentren o no unidas con otras estrellas. Las cumulares son estrellas atraídas entre sí por su gravedad mutua si el cúmulo es globular, si el cúmulo es abierto ellas se atraen gravitacionalmente orbitando en un centro gravitacional común que las mantiene unidas. Las independientes son aquellas que no forman cúmulos estelares con ninguna otra estrella. El tercer método se denomina clasificación de estrellas por sistema planetario en donde los astros son centro gravitacional de otros cuerpos celestes (cometa, planeta, asteroide) que las orbitan.

Las estrellas son entes vivientes que nacen y mueren en determinado tiempo y siguen un ciclo natural en el cual van agotando sus recursos hasta morir. Ellas cambian su fisionomía debido a la pérdida de su energía por combustión ya que en el centro de la estrella se transforman los gases acumulados en energía lumínica y calorífica. Mientras envejecen van perdiendo energía y tamaño hasta convertirse en supernovas o agujeros negros que a su vez darán paso a nuevas estrellas que se formaran con los elementos de las estrellas ya muertas. La vida de las estrellas es un ciclo que continúa y continuará para siempre.