La astronomía en los pueblos precolombinos
Las diversas civilizaciones que habitaban América tenían grados de desarrollo muy diferentes. Algunas de ellas estaban muy desarrolladas científicamente y técnicamente y otras, ya desaparecidas, habían tenido una compleja estructura social y técnica.
Para estas poblaciones el estudio del firmamento y su entrelazmiento con mitos fue un proceso importante en la confección de las cosmovisiones de los pueblos preindustriales, y ciertamente desempeñó un papel destacado en las civilizaciones más complejas de la América precolombina. Ese estudio fue la base para el desarrollo técnico y económico al poder dar las pautas sobre los trabajos agrícolas y así incidir en el mantenimiento de una "casta" destinada a la investigación y planificación.
Con el término astronomía precolombina se describe la evolución de esta ciencia en los pueblos que habitaban el continente americano antes del descubrimiento de Colón y durante la colonización de estos territorios por parte de los conquistadores europeos.
Había una fuerte relación entre los calendarios y la astronomía precolombina, ya que los Maya por ejemplo, tenían un calendario basado en las fases lunares y en su ciclo sinódico que van de la Luna nueva a la Luna llena como se ve desde nuestro planeta.
Pero, ¿Cuál era la finalidad de las principales edificaciones precolombinas? Por supuesto, hay que considerar la importancia y la con siguiente relación entre astronomía y arquitectura en las civilizaciones precolombinas, esto se puede ver ya sólo mencionando el ejemplo de Chichen Itzá, el complejo Maya situado en la península de Yucatán. La pirámide central de este sitio era El Castillo, que tenía la función de marcador astronómico y a través del cual median el año. Ahora vamos a explicar con más detalle la astronomía y el significado que podía tener la arquitectura para los más importantes pueblos precolombinos.
Arquitectura y astronomía Maya
La astronomía maya fue sin duda una de las más significativas de todo el continente americano. La observación de los astros fue una actividad de gran relevancia, capaz de influir sobre la vida en la tierra, además les permitió desarrollarse de un punto de vista espiritual. Sus estudios y su arquitectura no deja de sorprender hoy a los estudios de la materia.
Como sucedìa en casi todas las civilizaciones precolombinas, la clase de los sacerdotes se ocupaba de construir y guardar todos los conocimientos astronómicos y toda la comunidad tenía un gran respeto hacia esta disciplina ya que se influía sobre la vida en la tierra. La Vía Láctea, que los mayas llamaban Wakah Chan, era el centro de sus investigaciones celestes y cada cuerpo astronómico estaba relacionado a un Dios.
El estudio de Venus
Para los Maya Venus era el planeta más observado y sus estudios explicaron que el planeta tarda 584 días para coincidir con la Tierra por lo que se refiere a la posición del Sol, y que necesita 2922 días para que Venus, el Sol y la Tierra coincidan en cuanto a su posición.
Durante la epoca precolombina en América se desarrolló un estudio astronómico bastante extenso. Algunas observaciones de los pueblos precolombinos: los Mayas son bien conocidas, como el eclipse lunar del 15 de febrero de 3379 a.c. Los mayas tenían su propio calendario solar y conocían la periocidad de los eclipses. ¿Cómo interpretaban los eclipses los mayas? Para ellos, la brillantez del Sol y su regularidad representaba un orden cósmico estable, pero durante estos procesos el astro se oscuraba así que el orden se rompía, dando origen a cierto desequilibrio y un sentimiento de mal augurio sobre el mundo. Todavía se guardan representaciones de algunos eclipses en códices mayas que se conservan en varios museos del mundo.
Si los distintos pueblos de México llegaron hasta la fase jeroglífica, los Mayas lograron la fase silábico-alfabética en su escritura. Ellos perfeccionaron la numeración iniciada por los olmecas en los siglos III y IV a.c. Muchas de las observaciones maya han llegado hasta nuestros días y conocían con gran exactitud las revoluciones sinódicas de los planetas además de la periocidad de los eclipses. El calendario comenzaba en una fecha zero que posibilmente sea el 8 de junio de 8948 a.c., aunque no es del todo seguro. Los mayas tenían un año de 365 días con 18 meses de 20 días y uno intercalado de 5 días.
Los estudios realizados por ellos en la astronomía siguen sorprendiendo a los científicos. Su obsesión por el movimiento de los cuerpos celestes se basaba en la concepción cíclica de la historia y utilizaron la astronomía como base que permitía conocer la influencia de los astros sobre el mundo. El calendario maya era más preciso de lo que hoy utilizamos y todas las ciudades del periodo clásico estaban orientadas respecto al movimiento de la bóveda celeste.
Muchos de los edificios mayas fueron construidos para hacer observaciones astronómicas, con el propósito de escenificar fenómenos celestes en la Tierra, como el castillo de Chichén Itzá, donde se observa el descenso de Kukulkán, una serpiente formada por las sombras que se crean en los vértices del edificio durante los solsticios. Las escaleras de este edificio suman 365 peldaños, cuantos los días del año.
La astronomía del pueblo inca
Sin duda alguna, los Incas ha sido el imperio más representativo de América del Sur. Es precisamente en Cuzco donde muchos investigadores han encontrado documentos de colonizadores españoles que describen el Templo del Sol, del que irradiaban cuarenta y un ejes llamados ceques, cuya disposición implicaba lineamentos astronómicos, que definian el valle en 328 huacas las cuales cumplian funciones rituales y políticas.
El edificio más importante de esta civilización es, sin duda alguna, la ciudad de Machu Picchu que se construyó completamente en función del Sol. Para el mismo objetivo fueron hechas algunas construcciones en Cuzco, cuyas calles imitan la estructura de algunas constelaciones. Es evidente que para construir ciudades por todos los Andes los Incas tenían que tener un buen conocimiento del clima, de los cambios estacionales y de como éstos podían influir sobre la agricultura. La ciudad de Machu Picchu estaba profundamente relacionada con las estrellas, los estudios recientes han confirmado que se trataba de un lugar ceremonial sagrado, un lugar donde experimentaban nuevos cultivos e incluso un observatorio astronómico.
La religión según la astronomía
La religión de los Incas estuvo relacionada a la astronomía, entre los dioses que adoraban había el creador universal (Viracocha), Inti (el Sol) y Killa (la Luna), aunque los dioses incas se encontraban en la tierra. Dioses había en las montañas, en los ríos y en otros elementos de la naturaleza.
Incluso los Incas conocían la revolución sinódica de los planetas. Construyeron un calendario lunar para las fiestas religiosas y otro solar para las tareas agrícolas; utilizaron elementos como los mojones alrededor de los pueblos para realizar observaciones. Los Chibchas conocían la constelación de Orión y la relación entre la salida heliacal de Sirio con el comienzo de la temporada de lluvias.
El calendario de los Incas consistía en un año de 365 días, repartidos en 12 meses de 30 días y 5 intercalados. Este calendario se determinaba observando al sol y la luna y para fijar las fechas exactas del año y meses, Pachacútec dispuso la edificación de doce torres localizados al este de la llacta (poblado) de Cuzco, llamados sucangas.
Los incas daban mucha importancia a las constelaciones y estaban interesados en la medición del tiempo para fines agrícolas. Entre las constelaciones que estudiaban había la costelacion del Centauro y de la Cruz del Sur. Creían que la Vía Láctea estaba oscurecida por sacos de carbón y para ellos el conocimiento de la astronomía jugó un papel importante en la construcción de las ciudades.
Los incas dividieron las constelaciones en dos grupos: las agrupaciones de estrellas conectadas que creaban imagenes de animales, héroes y dioses. Estas constelaciones se consideraban inanimadas y creían que podían influir en la salud de los animales. El segundo grupo de constelaciones estaba formado por las manchas oscuras de la Vía Láctea, que se consideraban como seres animados, animales vivos, y la Vía Láctea como un río enorme recorrido por almas y espiritus que terminaban su camino terrestre.
La astronomía azteca
Esta antigua población surgió en el siglo X pero obtuvo su máximo esplendor del siglo XIV al XVI. Ellos no solo desarrollaron la astronomía y el calendario sino que estudiaron también la meteorología, incluso para facilitar sus tareas agrícolas.
La representación del cielo (masculino) y Tierra (femenino) estaban determinados por Ometecuhtli y Omecihuatl respectivamente; y las eras en la cosmología estaban definidas por soles, cuyo final estaba marcado por cataclismos. El primer sol, Nahui-Oceloti era un mundo poblado por gigantes que fue destruido por jaguares. El segundo sol, Nahui-Ehécati fue en cambio destruido por un huracán; el tercer sol, Nahuiquiahuitl fue acabado por una lluvia de fuego; mientras que el cuarto, Nahui-Ati fue destruido por un diluvio y en fin el quinto, Nahui-Ollin (movimiento) está destinado a desaparecer por los movimientos de la Tierra.
El calendario azteca, (ver artículo), es el monolito más que se conserva de toda la cultura prehispánica y se cree que fue esculpido alrededor de 1479. Se trata de un monolito circular con cuatro círculos concéntricos, en el centro se distingue el rostro del Dios Sol (Tonatiuh) sosteniendo un cuchillo en la boca. Los cuatro soles más se encuentran representados por figuras de forma cuadrada que flanquean al quinto sol en el centro. Mientras que el círculo exterior está formado por 20 áreas que representan los días de cada uno de los 18 meses de los que constaba el calendario azteca.
Para completar los 365 días del año los aztecas incorporaban 5 días más llamados nemontemi o aciagos. Para ellos la constante sucesión del día y de la noche se explicaba por las luchas entre los astros principales. Dado que durante el día resultaba difícil observar la Luna e imposible ver las estrellas, los aztecas interpretaban que el sol naciente (Huitzilopochtli) mataba a la Luna (Coyolxauhquí) y a las estrellas.
La astronomía era muy importante para los aztecas, ya que formaba parte de la religión. Construyeron observatorios astronomicos que les permitieron realizar observaciones muy precisas hasta el punto que midieron con gran exactitud las revoluciones sinódicas del Sol, de la Luna y de los planetas Venus y Marte.
Al igual que casi todos los pueblos antiguos, los aztecas agruparon las estrellas en asociaciones aparentes, es decir las constelaciones. Mientras que los cometas fueron denominados «las estrellas que humean».