Galileo Galilei: el precursor de la ciencia moderna
Galileo Galilei nació en Pisa en 1564 y fue un importante astrónomo italiano que mostró cierto interés por el avance en la astronomía contribuyendo en la mejora del telescopio, teorizó la primera ley del movimiento y apoyó la revolución empezada por Copérnico. Ha sido considerado como el padre de la astronomía y de la ciencia moderna.
Todas sus obras y su trabajo integran los escritos de Francis Bacon y completan algunas de las teorías científicas de Johannes Kepler. Sus conocimientos chocan con la física aristotélica difundida hasta aquel entonces, creando conflictos incluso con la Iglesia católica en un contexto religioso y científico en la Europa occidental.
Galileo nació en una familia bastante noble que desarrollaba actividades comerciales, fue educado alrededor de los diez años por un hombre de iglesia llamado Jacobo Borhini cuando toda su familia se trasladó en Florencia. Continuó su educación en el convento de Santa María de Vallombrosa que le prospectaba un futuro en la vida religiosa, pero su padre en poco tiempo le propuso la carrera universitaria inscribiendole en Pisa donde estudió medicina, filosofía y matemáticas.
Galileo durante sus estudios se dedicaba principalmente en las matemáticas, que profundizó gracias a la ayuda de un amigo de familia, Ostilio Ricci, que solía unir a sus explicaciones la práctica experimental. Inspirado por Pitágoras y Arquímedes, se dedicó al descubrimiento de una nueva ciencia, la mecánica. Durante los años en Pisa empieza a demostrar algunas leyes sobre la gravedad y sigue con los estudios de las oscilaciones del péndulo pesante.
Cuando terminó los estudios Galileo buscó un empleo como profesor en la Universidad y mientras tanto conoció al matemático Guidobaldo del Monte con quien condividió algunas teorías matemáticas. Del Monte en poco tiempo lo recomienda a la familia de los Medici que le entregan la cátedra de matemáticas en la Universidad de Pisa en noviembre 1589. Paralelamente sigue los estudios sobre la gravedad y publica su primera obra sobre la caída de los cuerpos que titula «De motu». Este libro contiene todavías algunas ideas de la escuela aristotélica y principios de Ptolomeo aunque después de algunos años apoyará la tesis copernicana.
En 1592 Galileo se traslada a la Universidad de Padua donde obtuvo la cátedra de geometría y astronomía que ejerció durante menos de veinte años. En aquella época la ciudad formaba parte de la República de Venecia donde la Inquisición no era muy fuerte, por este motivo el astrónomo pudo investigar y seguir sus estudios en tranquilidad. En 1599 conoce a Marina Gamba, una joven veneciana con la cual mantuvo una relación y que le dará tres hijos.
El éxito del telescopio en las observaciones
En 1606 Galileo construye su primer termoscopio que le permite conocer el nivel de calor y de frío, mientras estudia incluso los imanes cuyas investigaciones se encuentran en el museo de historia en Florencia. Tres años después el astrónomo recibe una carta de uno de sus viejos alumnos quien le informa de la exitencia de un telescopio holandés que permite ver los objetos lejanos. Después de esta simple información Galileo construye su propio telescopio que aumenta la dimensión de las estrellas de seis veces en vez de tres y marca una etapa importante en la vida de Galileo.
En agosto del mismo año el astrónomo presenta su invento al dux de Venecia en el campanario de la Plaza de San Marco. Los espectadores quedan sorprendidos al ver la isla de Murano a través del telescopio que se sitúa a 2 km y medio de distancia y que parece estar a pocos centenares de metros. A pesar de su éxito con este invento, fue él mismo a confesar en 1610, que solamente algunos de los que había fabricado eran eficaces. A pesar de eso, las mejoras del instrumento siguen durante el otoño del mismo año durante el cual realiza un telescopio que engrandece veinte veces y comienza a observar la Luna y sus fases alejándose poco a poco de la visión aristotélica que dividía el universo en mundo supralunar y sublunar.
El mundo sublunar incluía todos los cuerpos celestes que se encontraban entre la Tierra y la Luna y que presentaban una forma imperfecta y variable, mientras que el mundo supralunar abarcaba todo lo que hay entre la Luna y el infinito. En esta zona existen sólo esferas de forma perfecta y que tienen movimientos circulares. Galileo pronto se da cuenta de que la Luna no era regular como esfera y como superficie ya que presentaba algunas montañas cuyas cumbres cree que eran más elevadas que las de la Tierra, cuando en realidad tienen más o menos la misma altura.
En poco tiempo descubre la Vía Láctea y observa las estrellas de la constelación de Orión además de los anillos de Saturno que fueron estudiados mejor por Huygens algunos años más tarde. En enero de 1610, durante una observación nocturna Galileo ve tres estrellas pequeñas que giran alrededor de Júpiter, pero en realidad se trata de algunos satélites: Calixto, Europa, Ganímedes e Ío. Galileo decide llamarlos los astros mediceos en honor del grand duque de Toscana. Parte de sus descubrimientos fueron publicados en «El mensajero de las estrellas» donde caben todas sus observaciones estelares, mientras en abril del mismo año muestra estos satélites a la corte de Toscana donde deja todos asombrados.
En julio de 1610 Galileo acepta el encargo de profesor en la Universidad de Pisa para la cátedra de matemáticas y en
el mismo mes empieza sus observaciones hacia Saturno para estudiar más su aspecto extraño, mientras qu
e en agosto se dedica a estudiar el Sol descubriendo sus manchas solares. En septiembre observa Venus y se convence siempre más de la tesis heliocéntrica copernicana. En 1611 es invitado a Roma por el futuro papa Urbano VIII para presentar sus descubrimientos en el Colegio Pontifical y en la Academia de los Linces de las que llega a ser miembro.
Galileo entró en conflicto con la Iglesia Católica porque las dos partes presentaban razonamientos distintos: el razonamiento inductivo contra el deductivo. El primero, se basaba en la observación de la realidad trayendo de ahí sus conclusiones, utilizando el método científico y publicando los resultados de lo que se sostenía, mientras que la deducción se construía apoyándose sobre las autoridades, sobre tesis descritas por parte de Aristóteles o de las Sagradas Escrituras.
Galileo siempre defendió la observación directa de la realidad y por eso siempre fue partidario de la teoría
heliocéntrica, entre sus descubrimentos se recuerdan: la presencia de montañas en la Luna que prueba el alejamiento de la teoría aristotélica que describía la Luna como una esfera perfecta y lisa; la existencia de nuevas estrellas observadas por primera vez con el telescopio, que duplicaba el número de las ya existentes; los satélites de Júpiter probando que no todos los cuerpos celestes giran en torno a la Tierra; el estudio de las manchas solares que Galileo concibe no como planetas entre la Tierra y el Sol, sino como cuerpos en la superficie de la estrella, describiendo la inclinación del eje de rotación del Sol que permite la variación estacional; las fases de Venus; el fenómeno de las mareas que Galileo explicó como consecuencia del movimiento de rotación de la Tierra alrededor del Sol que en algunos puntos de la Tierra daba aceleraciones y deceleraciones cada doce horas.
El enemigo de Galileo: La autoridad de la Iglesia
Sin embargo, Galileo tuvo sus enemigos que eran quienes apoyaban la teoría geocéntrica que empiezan sus críticas ya cuando aparece «Sidereus nuncius». Se sabe que los métodos de Galileo se basan en la observación directa en vez de la autoridad sobre las que se basan los que se oponen a sus visiones, pero Galileo no quiso nunca compararse con ellos. Uno de los enemigos, Martin Horky, escribió un panfleto contra el «Sidereus nuncius», mientras que cuando las visiones de Galileo fueron confirmadas y reconocidas por el Colegio Romano, el cardenal Belarmino pidió a la Inquisición que empezara una investigación contra el astrónomo toscano en junio de 1611.
En 1612 empieza a discutir con el astrónomo alemán Christoph Scheiner acerca de las manchas solares. Este último defiende la idea de que las manchas son conjuntos de estrellas que se encuentran entre la Tierra y el Sol, mientras que Galileo argumenta que las mismas se encuentran en realidad en la superficie del Sol. Un año después la Academia de los Linces publica la «Istoria e dimostrazioni intorno alle marchie solari e loro accidenti», y Scheiner adhirió después de poco tiempo a la visión de Galileo. Pese a ello, los ataques siguen con un sermón del dominico Lorini que se opone al movimiento de rotación de la Tierra y a este propósito cita un acontecimiento bíblico del Libro de Josué en el cual Josué impide el movimiento del Sol y de la Luna.
Galileo no se desanima y sigue con sus investigaciones y estudios y en 1613 presenta a su amigo Jean Tarde el microscopio y algunos trabajos de astronomía. En 1615 Galileo escribe una carta a Cristina de Lorena, la consorte del duque de Toscana Fernando I de Médici, en la que apoya la ideología copernicana y defiende sus teorías. A pesar de todo, el astrónomo toscano se presentó en Roma para defenderse contra los ataques de sus opositores. En febrero de 1616 Galileo escribe al cardenal Orsini describiéndole sus estudios sobre las mareas producidas por el movimiento de la Tierra cuando ya los astrónomos jesuitas sostenían que la causa de las mareas se debía a los movimientos lunares.
En febrero de 1616 Galileo es convocado por el Santo Oficio para la censura de algunas escrituras, durante este episodio se define la teoria copernicana como algo absurdo y sin sentido alguno. La Inquisición y el Papa Paulo V ratifican esta censura y se pide a Galileo que considere su visión como una hipótesis y no como algo comprobado. El astrónomo se demuestra profundamente afectado por este asunto, sus enfermedades se complican en los años y su actividad de investigación se reduce. Empieza a investigar sobre los satélites de Júpiter, pero por algunos problemas técnicos abandona los cálculos de sus efemérides, algunos años después se publica en Alemania una Apología de Galileo escrita por Tommaso Campanella, uno de sus seguidores que había sido acusado por herejía.
En agosto de 1622 Maffeo Barberini es elegido nuevo Papa con el nombre de Urbano VIII, gracias a su apoyo Galileo publica su obra «Il Saggiatore» que dedica al papa. Esta obra tuvo un buen éxito y gracias a ella Galileo representa la figura de rebelión contra el conformismo jesuita de la época. En los años siguientes Galileo perfecciona su microscopio y pasa algunos días en Roma recibido por Urbano VIII. El papa le anima a escribir su próxima obra que titula «Diálogo sobre los dos sistemas del mundo» en la que se comparan y describen la ideología aristotélica frente a la copernicana. La obra se imprimió en 1632 y en ella Galileo se opone al geocentrismo de Ptolomeo defendiendo abiertamente la posición copernicana, la obra se ambienta en Venecia durante cuatro días en forma de diálogo entre tres personajes: Filippo Salviati de Florencia, seguidor de Copérnico, Giovan Francesco Sagredo un hombre veneciano y Simplicio que en cambio apoya la teoría aristotélica y que algunos han visto como un álter ego del papa Urbano VIII.
A pesar de la censura, Galileo en esta obra aprovecha para exponer dos teorías en favor de la visión copernicana. Habla de las mareas y del fenómeno de las manchas solares, éste último rechazaba las posiciones ptolemaica y de Tycho Brahe, cuyos defensores eran todavía los jesuitas del Colegio Romano. Sin embargo, la Inquisición prohibía a Galileo de presentar pruebas en favor de sus teorías que sólo debía considerar como hipótesis. Entre los enemigos del astrónomo toscano en Roma había los jesuitas Christoph Scheiner y Orazio Grassi quienes fueron los primeros en considerar Simplicio, el personaje mediocre y simpático de la obra, como el otro yo de Papa Urbano VIII. Todo esto no fue algo positivo para Galileo, que fue criticado también por haber escrito la obra en vulgar y no en la lengua culta de la ciencia y de la Iglesia, el latín.
Durante el proceso de la Inquisición se acusó a Galileo de haber presentado con su obra principios heréticos. El astrónomo fue acusado de violación de la prohibición de 1616, y debía de presentarse en Roma, pero en aquel momento Galileo estaba enfermo y retrasó su viaje a Roma aunque no era su intención. Durante el proceso fue tratado bastante bien recibiendo todas las atenciones que necesitaba, aunque nada especial con respecto a otras personalidades importantes. El proceso empezó en Abril de 1633 y Galileo niega haber recibido alguna orden por el cardenal Bellarmino, pero esta orden aparece en un acta que no lleva la firma ni de Galileo ni del cardenal, y el astrónomo es intimado a confesar bajo la amenaza de tortura, así que él confiesa y se le condena el 21 de Junio obligándole a abjurar sus ideas y el papa le impone el arresto domiciliario de por vida.
El texto de la sentencia fue difundido en Roma y en Florencia, mientras que la noticia llegó hasta Francia y Alemania. Algunos pensaron que toda esta situación era en realidad una venganza de los jesuitas después del ataque que sufrió Horacio Grassi en la obra «Il Saggiatore». Galileo quedó en su casa de diciembre de 1633 a 1638 donde recibe algunas visitas por parte de amigos, gracias a ellos algunos libros que el astrónomo había escrito cruzan la frontera y aparecen en Francia en traducción latina. Entre sus últimas obras se recuerdan los «Discursos sobre dos nuevas ciencias» donde explica los principios de la mecánica como ciencia y marca el fin de la física aristotélica.
En 1638 Galileo pierde la vista y Dino Peri, un amigo suyo, vive con él para asistirlo mientas escribe la última parte de los Discursos. La obra completa se publica en 1638 en los Países Bajos y en París y muchas personalidades importantes de la época la leyeron. Mientras tanto, Galileo se traslada a vivir cerca del mar donde permanece hasta su muerte mientras trabaja sobre la oscilación del péndulo que intenta aplicar al reloj. Galileo muere en enero de 1642 a los 77 años y es inhumado en Florencia en la iglesia de Santa Cruz donde se le erige un mausoleo en su honor.
En su obra «Diálogo sobre los principales sistemas del mundo», Galileo puso en duda los principios con los cuales hasta aquel momento se había basado el conocimiento y quiso introducir el método científico que a lo largo de los siglos se difundió más rapidamente. En el siglo XVIII el papa Benedicto XIV autorizó imprimir las obras sobre el heliocentrismo y muchos de los libros de Galileo fueron retirados por el Index Librorum Prohibitorum. A partir de Pio XII en adelante, la Iglesia reconoce la importancia de Galileo y rinde homenaje al astrónomo toscano.
Con respecto a los avances de Galileo Galilei y sus aportaciones se puede decir que representaron una verdadera revolución científica primero en la astronomía que se convierte en ciencia moderna y de experimentación, y también en otras disiciplinas que se basaron en el método científico.