¿Cómo se llega a astronauta?
¿Qué requisitos es preciso tener para ser elegido como protagonista de una misión orbital, o incluso planetaria? Era difícil responder a estas preguntas cuando la Nasa, en el ahora ya lejano 1959, invitó al ejercito americano a proporcionarle los primeros candidatos a astronautas.
Faltaba experiencia y precedentes: los únicos astronautas eran los descritos en los libros de ciencia ficción o en las tiras de Flash Gordon y Buck Rogers.
Ser astronauta ayer y hoy: requisitos y novedades
En la difícil búsqueda de los hombres adecuados para ser los primeros en ir al espacio, la Nasa tuvo presente algunas características indispensables para garantizar su aptitud espacial: un título técnico, una larga experiencia como piloto de aviones militares y una estatura no muy alta que le permitiera entrar en la pequeña cabina de la cápsula Mercury. Se calificaron más de 500 hombres, que fueron sometidos a pruebas técnicas y psicológicas por un personal médico especializado. Muchos candidatos fueron eliminados y algunos de ellos decidieron no continuar.
Los que sobrevivieron fueron siete: Scott Carpenter, Gordon Cooper, Virgil Grissom, Donald Slayton, John Glenn y Alan Shepard. Cada uno de ellos voló en una cápsula Mercury, con la execpción de Slyton que permaneció en tierra a causa de no ser satisfactorias sus condiciones cardiacas. Sin embargo, Slayton se incorporó de nuevo en 1975, participando en la misión Apolo-Soyuz.
A este primer grupo de astronautas, siguieron otros que la Nasa seleccionó en los años siguientes para los programas Géminis, Apolo y Shuttle. Sustancialmente, los requisitos exigidos a los astronautas no han cambiado hasta el día de hoy, aunque para el Space Shuttle en particular se ha bajado la edad a treinta y cinco años. No es esencial pertenecer al ejército, la altura no debe ser taxativamente baja y, novedad, las mujeres han podido formar parte de la selección de los candidatos a las misiones orbitales.
Sin embargo, el programa de adiestramiento sigue siendo tan duro y agotador como en los primeros tiempos. Sustancialmente, cuando se es elegido para ser astronauta es como volver a los bancos de la escuela: los candidatos deben estudiar nuevamente matemáticas, meteorología, astronomía, física, adquirir familiaridad con las computadoras y estudiar navegación espacial.
La prueba más dura: el entrenamiento físico
Sin embargo, el entrenamiento físico representa el obstáculo más duro. Para habituar a los astronautas a la ausencia de gravedad, se comienza a entrenarlos a bordo de un avión, un C-135 adecuadamente modificado en su interior, donde se recrea artificialmente la ausencia de gravedad por períodos superiores a medio minuto. Durante los momentos de gravedad cero, los astronautas deben practicar diversos tipos de actividad, como beber y comer. Y no es nada fácil entrenarse a comer y beber en ausencia de gravedad.
El entrenamiento de los astronautas, obviamente es mucho más complejo de lo hasta aquí descrito: para ejercicios más largos en condiciones simuladas de ausencia de peso se utiliza una piscina especial, donde los astronautas pueden entrenarse incluso con el modelo de la lanzadera espacial. No faltan después las cotidianas manipulaciones en los simuladores de vuelo y cursos de especialización con ordenadores. Y es que la informática ha tomado un protagonismo importante, como en muchos otros aspectos de nuestra vida.