La astronomía en los pueblos precolombinos: los Incas

28 Jun 2016

astro inca

Sin duda alguna todas las poblaciones precolombinas todavía tienen mucho por conocer y descubrir, acerca de los conocimientos científicos, pese a los siglos de saqueo por mano de los conquistadores españoles.

Los Incas constituyeron uno de los imperios más ricos e importantes de todo el Sur de América durante mucho tiempo.

La actividad de los estudiosos se ha focalizado sobre todo en la capital del antiguo reino, Cuzco, donde se han descubierto páginas y páginas de documentos, escritos por los colonizadores, que hablan de la importancia del Templo del Sol. Desde este edificio, los Incas siguiendo el horizonte buscaban el punto exacto en el cual surgían al mismo tiempo el Sol y las Pléyades, proceso que normalmente indicaba el comienzo del año según el calendario inca.

De hecho, de aquí se delineaban cuarenta y un ejes geométricos que dividían el territorio en más de 300 «huacas», es decir, lugares sagrados, cada cual con su implicación astronómica y al mismo tiempo política.

Los primeros observadores del cielo: los Incas

Parece superfluo decir que los Incas eran muy buenos conocedores del firmamento y que además utilizaban estos conocimientos para favorecer sus tareas religiosas, rituales e incluso agrícolas. Por ejemplo, como punto de referencia para su calendario esperaban la salida de las Pléyades.

De hecho los calendarios (ver artículo) de los Incas eran dos: el primero lunar, utilizado para los fines religiosos; mientras que el segundo solar, relacionado con las actividades agricolas. Con el fin de elegir puntos favorables para sus observaciones, construyeron algunos mojones alrededor de los pueblos.

Los incas que se dedicaban al estudio de la esfera celeste eran capaces, por ejemplo, de relacionar la salida de la estrella Sirio al comienzo de la temporada de lluvias; y la mayoría de ellos conocía muy bien la constelación de Orión.

Las observaciones atentas de nuestra estrella, el Sol, los llevó a definir los solsticios y los equinocios. Por lo que se refiere a su calendario, podemos decir que era muy similar al que hoy se utiliza: un año formado por 365 días divididos en doce meses hechos de 3o días y con cinco días interpuestos.

Por supuesto, la formación del calendario dependía de las observaciones del Sol y la Luna. El emperador de los Incas, Pachacútec, (1380-1460), bajo el cual el imperio inca vio su máximo esplendor, quiso definir el período exacto de los años y de los meses. Con tal fin, mandó construir una docena de torres en la zona este de la capital con la función de observatorios.

Hay que añadir también que el cielo nocturno de la zona andina ofrece uan visíon espectacular del firmamento, sobre todo de la Vía Láctea (ver artículo) y de las Nubes de Magallanes entre otras. Los puntos brillantes que los Incas solían ver en el cielo, muy pronto fueron agrupados en constelaciones.

Las constelaciones más importantes para ellos eran la de la Cruz del Sur y la constelación del Centauro. Con el pase del tiempo identificaron la Vía Láctea como «el gran Rio Mayu», donde se alternaban zonas llenas de estrellas a zonas totalmente oscurecidas.