La astronomía en los pueblos precolombinos: los Mayas
En el contexto de la astronomia precolombina los Mayas, junto a los Inca y a los Aztecas fueron los pueblos más conocidos no sólo por el desarrollo notable de su imperio, sino también por sus conocimientos astronómicos.
Ellos eran hábiles observadores del firmamento y sobre todo sabían cuando los eclipses iban a tener lugar. Con este propósito construyeron calendarios hechos de piedra sobre los que inscribían fórmulas astronómicas.
El territorio de los Mayas se extendía en la antigua Mesoamérica, comprendida hoy entre el sur de México y el estado de El Salvador. Los Mayas sucedieron a los antiguos Olmecas; perfeccionando la numeración con base vigesimal, empezada por éstos, durante los siglos III y IV a.C.
Al menos tres siglos antes del año cero, los Mayas experimentaron un importante desarrollo astronómico. Además muchos conocimientos de la astronomía maya han llegado hasta nuestros días. Ellos se especializaron en las revoluciones sinódicas de distintos planetas: Marte (ver artículo), Venus, Mercurio y Jupiter entre otros.
La astronomía maya
La astronomía de los Mayas sigue fascinando a los estudiosos tanto como sus conocimientos sobre los cuerpos celestes que según ellos eran capaces de influir sobre los acontecimientos de la vida.
Acerca del conocimiento de los maya sobre el Sol y la Luna podemos decir que dieron mucha importancia a ello ya que los dos astros estaban relacionados con importantes festividades religiosas. Basta con decir que cada ciudad importante tenía su observatorio y en algunos códices que se han guardado después de la conquista, se han descubierto notables cálculos astronómicos.
Uno de estos libros se compone de tablas astronómicas entre las que destaca la de Venus y la tabla lunar, esta última posee informaciones sobre los eclipses. ¿Què sabían los Mayas acerca de los eclipses? Ellos creían que durante este fenómeno la Luna se devoraba al Sol. El dios Sol que los Mayas llamaban Kinich Ahu, representaba el origen de la vida y un símbolo de equilibrio cósmico, así que cuando los eclipses tenían lugar, se rompía este orden y se producían ideas de mal augurio.
En cambio, la tabla de Venus comprende notas acerca del movimiento del planeta, además de datos astrológicos y ejemplos de rituales, durante los cuales los sacertotes hacían ofrendas a los dioses para mantener la armonía en la tierra.
La importancia de Venus y el calendario maya
En la astronomía de los mayas el planeta Venus fue asociado con la guerra. Las guerras se planeaban según el periodo visible de Venus. Aunque los mayas no fueron los solos en dar a Venus esta simbología, ya que en toda Mesoamérica Venus era el que derrotaba el sol y la luna por ser la «estrella» de la mañana y de la noche en durar más tiempo respecto a sus cuerpos celestes luminosos más cercanos.
Los mayas, como los Incas, profundizaron el estudio de la Vía Láctea, a la que identificaban con el nombre de Wakah Chan, que según ellos, implicaba significados ocultos con el mundo del más allá, conocido con el término de Xibalbá.
Los sacerdotes, como en todos los pueblos precolombinos, eran los únicos que tenían acceso al conocimiento astronómico, y la gente seguía todas sus predicciones con mucha atención. En general, el estudio de los sacerdotes se basaba en la sucesión de los acontecimientos históricos y la astronomía era la que tenía una notable influencia sobre ellos.
Según algunos estudiosos de la astronomía maya su calendario empezaría alrededor del año 8498 a.c. durante el comienzo del mes de junio, aunque la fecha exacta no se conoce con certeza. Los Mayas al igual que los Incas tenían un año formado por 365 días, es decir, 18 meses de 20 días y un mes intercalado de 5 días.
Los antepasados de los Mayas, los demás que habitaron el territorio de Mesoamérica, en cambio habían formado un calendario llamado Tzolkin, compuesto por 260 días, que corresponden al tiempo que tarda Venus en dar la vuelta al Sol. Este calendario es uno de los más misteriosos que hay, ya que algunos postulan que se basa en el período exacto de la gestación humana.
Lo que no deja de ser curioso es el hecho de que todas las ciudades antiguas de las poblaciones precolombinas, fueron construidas siguiendo determinados movimientos del cielo, es decir, relacionados con el surgimiento de los astros o con la aparición de particulares constelaciones.
El complejo monumental de:¿leyenda o realidad?
Un ejemplo notable es representado por el actual sitio arqueológico de Chichén Itzá, ubicado en el estado de Yucatán. No se sabe con exactidud si el complejo fue una ciudad o un lugar de cerimonias sagradas. A pesar de esto y del pase del tiempo, el patrimonio de Chichén Itzá fue inscrito en la lista de las nuevas siete maravillas del mundo moderno por el Unesco.
El conjunto arqueológico es conocido sobre todo por la presencia en su interior del Templo de Kukulkán, es decir, una deidad de la mitología maya cuya sombra aparece encima del edificio durante los solsticios. En la lengua de los Mayas con el nombre de Chichén Itzá se designaba el Cenote Sagrado, un pozo natural que los habitantes creían ser una de las puertas del más allá.
En particular, con Itzá se hace también referencia al antiguo pueblo de los Mayas, representados por antepasados poderosos, presentes sobre todo durante la época más fértil de la población.
El conjunto sagrado de Chichén Itzá remonta al año 525 d.C. cuando los Chanes, antecedentes de los Maya, llegaron a este lugar eligiendo como capital este sitio. Esta tribu de antepasados, siguió construyendo otras ciudades de oriente a occidente, siempre dentro de las fronteras del estado del Yucatán.
La ciudad de Chichén vio su máximo esplendor entre el siglo X y el XVI, cuando la ciudad se impuso como centro más importante de toda la península yucateca. Según algunos estudiosos, algunos de los edificios que constituyen el complejo de Chichén fueron destruidos durante los siglos y reconstruidos varias veces.
El clima de violencia que experimentó este lugar se debío a rivalidades que había entre diferentes poblaciones que vivieron en las cercanías; entre estos hay que mencionar los Itzáes, los Cocomes y los Tutul.
Estructura del complejo de Chichén Itzá
Todos los elementos arquitectónicos de la explandada de Chichén Itzá ven la presencia dominante de la Pirámide de Kukulcán, que la mayoría reconoce como el Castillo de Chichén Itzá, de notable importancia astronómica. La estructura está formada por cuatro lados con una cumbre rectangular. Cada lado de la estructura tiende cuenta con 91 escalones más uno que conduce al templo, es decir, la plataforma de arriba. La suma de los escalones da 365, como los días que forman el año. En la base del lado norte se encuentran dos estatuas de serpientes emplumadas, que simbolizan el dios Kukulcán.
Otro elemento característico del complejo es el Cenote Sagrado. Tiene un diámetro de casi sesenta metros y sus aguas miden al menos trece metros de profundidad. Este cenote era considerado un lugar sagrado para los Mayas, además de ser visitado, como lugar de peregrinación, incluso por gentes provenientes de ciudades lejanas.
El cenote experimentó una historia enmarañada que vio como protagonista al cónsul estadounidense Edward Herbert Thompson (1857-1935). Este último conociendo la leyenda según la cual en el cenote se sacrificaban mujeres ricamente ataviadas, quiso comprar el lugar y dragarlo. Al final, se apoderó de todos los objetos encontrados que llevó a su país vendiéndolos.
En 1926, el gobierno mexicano quiso acusar a Thompson de haberse apoderado de todos los bienes de manera ilegal. En 1945 la Suprema Corte dio razón al cónsul ya que como el cenote era su propiedad, no existían leyes que protegían el patrimonio, entonces, él se podía quedar con todo lo encontrado.
Thompson murió en 1935 y pese a la sentencia, buena parte del patrimonio fue devuelta al gobierno mexicano. De todas formas, muchos creen que el cónsul norteamericano actuó con total falta de respeto, saqueando el cenote.
Acerca de los sacrificios, estudios sucesivos han demonstrado que en realidad los sacrificados en el cenote eran prevalentemente niños, ligados al mito maya de la creación, según lo explicado en el Popol Vuh. De hecho, un buen porcentaje de los huesos encontrados en el cenote pertenecen a niños.