Historia y mitología precolombina: cuando Europa ignoraba las Américas

19 Jul 2016

astronomia precolombina

Con el término de historia "precolombina" se hace referencia al período antes del descubrimiento de América por parte de Cristobal Colón. Precolombinas no fueron sólo las Américas, sino también las culturas y las poblaciones que se desarrollaron y vivieron en el nuevo continente.

Es cierto, que muchos siglos antes de la llegada de Cólon a las Américas, estas tierras ya estaban habitadas por distintas poblaciones. Por eso, el término "precolombino" presenta una matriz sobre todo europeista, y sirve generalmente para distinguir los períodos del continente americano antes y después de la llegada de los europeos.

Las primeras instalaciones humanas en la América del Sur

Los primeros habitantes de las Américas eligieron sus territorios según las situaciones favorables que le podía proporcionar el recién descubrimiento de las técnicas agrícolas. Fue así que los primeros llegados crearon sus propias civilizaciones especializadas en el culto de las tareas agrícolas y en la construcción de objetos artísticos.

A lo largo de todo el continente nacieron, de esta manera, poblaciones y culturas siempre más desarrolladas, sobre todo en las zonas de los Andes y de Mesoamérica; entre ellas podemos mencionar las culturas de los Aztecas, Maya, Moche, Nazca, Inca y Mapuche. Estas civilizaciones dieron vida al surgimiento de complejos sistemas sociales y políticos que son recordados incluso por sus riquezas artísticas y nociones religiosas.

La falta de ríos navegables que permitieran una eficiente comunicación por lo menos entre las civilizaciones surgidas, dificultaron mucho las relaciones comerciales en todo el continente americano, limitando enormemente los contactos y favoreciendo la división y el aislamiento de las distintas poblaciones.

No fue así en Eurasia, donde las primeras civilizaciones, sobre todo de base agrícola, haciendo referencia al Antiguo Egipto y Mesopotamia por ejemplo, nacieron muy cerca de importantes ríos o cuencas fluviales. Este aspecto contrasta con lo que ocurrió en las Américas, donde el intercambio de mercancías entre las poblaciones no fue tan notable.

Además, hay que tener presente que la llegada del hombre al nuevo continente causó la extinción de animales de carga debido a la caza masiva. Todo esto no ha hecho nada más que reducir el fenómeno de la domesticación para animales dedicados a las tareas agrícolas y, por supuesto, ha incrementado el problema del transporte de largas distancias. Sólo en la región andina, a lo largo de los siglos, se ha podido domesticar la llama, pero con diferencias notables de lo que se hizo en las mismas épocas en Europa e Asia con el burro y el caballo.

Si pensamos a Eurasia como un único continente, que se extiende enormemente de este a oeste, con países localizados en latidudes relativamente próximas entre sí, veremos que la distribución de los avances tecnológicos es más homogénea.

Con respecto a las Américas, en cambio, con una extensión geográfica distinta, o sea, de norte a sur, se observa una mayor dificultad en la distribución del desarrollo de todo tipo, ya que las necesidades de personas que viven en ciertas latitudes no son las mismas de las que viven en otras.

¿Las poblaciones precolombinas y su culto: verdad o leyenda?

Una de las caractéristicas típicas de los pueblos precolombinos (ver artículo) era su culto por la astronomía mucho antes de la llegada de los europeos. Como los egipcios, las poblaciones precolombian construían pirámides, pero su utilizo era diferente. De hecho, los egipcios utilizaban sus pirámides como tumbas para enterrar sus faraones, mientras que los habitantes de las Américas la usaban para adorar al Dios del Sol y sacrificar en su nombre a hombres y mujeres.

El culto del Dios del Sol se difundió sobre todo en la cultura de los Incas y en las de la antigüedad. Del Sol dependía, de hecho, el éxito de las cosechas y su abundancia. Los Mayas, en cambio, fundaron su calendario basado en los ciclos sinódicos de la Luna, es decir, las fases lunares de nuestro astro, pero según se ve desde nuestro planeta.

El otro ciclo lunar es llamado sideral, y considera el intervalo de tiempo que existe desde cuando la luna aparece en un determinado lugar del cielo hasta su nueva aparición en ese mismo lugar.

Acerca de los Incas, sabemos que su religión incluía creencias y ritos que tenían que ver con su mitología antigua, que se desarrolló ya con las poblaciones preincaicas. Como cada religión que se respete, la de los Incas abarcaba todo los aspectos de la vida cotidiana: celebraciones, ritos, tareas agrícolas, festividades, ecc..

Según los Incas existía una fuerza vital llamada «camaquen» , una deidad inventora de todo lo que había sobre la tierra y que habitaba tanto los cuerpos de los seres vivos como de los muertos. Cuando los colonizadores europeos escucharon por primera vez esta palabra, sin lograr entenderla, la tradujeron como «alma» según los dictámenes de las creencias católicas. Sin emargo, para los Incas los cuerpos muertos seguían teniendo alma y por eso incluso respeto.

En la cultura incaica, en realidad, era creencia común que los seres humanos no eran hijos de dios, ni siquiera se interrogaban sobre su origen. El concepto del Dios creador de los hombres, fue introducido por los sacerdotes católicos, durante la época de colonización.

Todavía permanecen dudas sobre la cultura incaica, ya que la mayoría de los asuntos conocidos, llegaron hasta nosotros por medio de los conquistadores españoles, que intentaron explicar lo que veían desde un punto de vista católico. Los colonizadores sostenían que muchas costumbres de la religión incaica eran manifestaciones demoníacas y agruparon todas las deidades menores de los Incas bajo el nombre de «huacas», transliterado por los indígenas en «waka».

La cultura Incaica y sus misterios: el mito del Dios Inti

Los Incas creían que el mundo estaba dividido en tres reinos distintos: la tierra de arriba (Hanan pacha); la tierra de los hombres y animales (Kay pacha); y la tierra de abajo (Urin pacha). La tierra de los seres vivientes era la que permitía la vida y como tal había que respetarla y amarla. Por lo contrario, la visión europea se basaba en la idea que el hombre sólo debía tomar provecho de su entorno sin alguna forma de prudencia.

La religión incaica dio origen al calendario basado en los ciclos lunares. En ocasión de cada ciclo se organizaban fiestas, tanto regionales como nacionales. Las más importantes tenían lugar en Cusco y fueron las del solsticio de invierno (Inti Raymi) y las del solsticio de verano (Capac Raymi). En estas celebraciones, las «panacas», es decir el conjunto de los parientes del soberano Inca, organizaban desfiles con las momias de su antepasados, con música y danzas locales. Durante el cierre de estas fiestas se representaban escenas teatrales de acontecimientos históricos.

En la celebración del «Inti Raymi» o «Fiesta del Sol» a la población se le prohibía beber chicha (bebida de maíz), o comer algunos alimentos como la sal y los ajíes además de no tener relaciones sexuales; asistían a estas fiestas el Inca y los Curacas. Estos últimos eran jefes políticos de las distintas regiones del imperio Inca.

Inti es el nombre en lengua quechua que identificaba al Dios Sol. Mientras que las poblaciones anteriores a los Incas tenían como deidad más importante a Viracocha, es decir, el ser supremo creador del fuego, de la tierra y del agua. Se consideraba a Viracocha como el fundador de todo, el Maestro del Mundo. Fue la divinidad de los antepasados de los Incas, de los primeros pobladores de Perú.

Según los relatos indígenas, Viracocha nació de las aguas y creó el cielo y la tierra. Tenía un pàjaro como compañero que le aconsejaba sobre la actualidad y los hechos futuros cuyas plumas se ponían en la «Mascapaicha», una especie de corona, único simbolo imperial del soberano Inca.

De todas formas, al Dios Inti le acompañaba su hermana la Luna, con la que curiosamente estaba casado. Los Incas conocían a la Luna con el nombre de Mama Quilla. Inti en las representaciones, está formado por un círuclo de oro y unos rayos alrededor, en cambio la Luna aparece como un clásico disco de plata.

Mucho se esperaba del Dios Inti, ya que era responsable del resultado de las cosechas, de las condiciones de salud de los adoradores y más en general de los problemas cotidianos de todo el mundo. A Mama Quilla se enderezaban más las mujeres por temas religiosos y comprensión de sus deseos y temores.

Al Dios Inti se dedicaron muchisimos templos, puesto que los Incas sabían que toda su vida dependía de èl y de su papel fundamental para las actividades agrícolas y los procesos de fotosíntesis. El más importante de los templos se fundó en Cuzco, el Coricancha, sobre el cual se construyó el convento de Santo Domingo.

El legado del Dios Inti se ve todavía en el moderno Perú. La moneda nacional se llama Nuevo Sol y en el país se pueden visitar templos dedicados a él, como testimonio de un importante pasado de adoración. No faltan los festivales en honor del antiguo Dios Inti, celebrados en los templos de todo el país.