La mitologia en los objetos celestes
Hoy día muchas cosas sabemos de los planetas y de las estrellas, y muchas siguen siendo ocultas, aunque tuvimos que llegar al siglo XV para observar el cielo con un telescopio y ver los planetas y las estrellas tales como son. Pero en la antigüedad, miles de años antes de Cristo por ejemplo, ¿qué podía saber un hombre sobre las estrellas?
Estrellas y planetas en la historia
Sin embargo se creía que los planetas se movían y las estrellas estaban quietas, lo que indicaba que los planetas tenían vida y las estrellas no. Como consecuencia los planetas influían sobre la vida en la Tierra y eran seres vivos y poderosos ya que el Sol producía el día y la noche y el transcurso de los años, la Luna controlaba el ciclo sexual de muchas especies y los demás planetas no tenían una influencia tan clara. Aunque el sangriento Marte tenía gran importancia en las cuestiones de guerra y el lento Saturno podía controlar el proceso de la vejez. Entonces, todo estaba claro; los planetas eran considerados seres poderosos capaces de gobernar la Tierra a su antojo y quizàs podían controlar incluso las estrellas. Pero ¿qué eran las estrellas?
Las estrellas eran nada más que seres muertos que tenían la suerte de habitar entre los dioses. Se creía que eran objetos agradables para ellos y con este pensamiento, junto al desarrollo de la mitología, tomaron vida figuras como Hércules (hijo de Zeus), Orión (hijo de Poseidón), o Perseo (otro hijo de Zeus); y las cosas necesarias para sus actividades fueron a parar al cielo, como la lira de Orfeo o la nave de Argos. Los dioses tenían libertad de movimientos mientras los héroes muertos no; poseían un lugar propio fijado por el centauro Quirón, el cual hizo tan bien este trabajo que cuando murió fue difícil hacerle un hueco en el cielo.
Al principio el hombre antigüo no conocía las constelaciones del Sur, por lo que todas las figuras mitológicas solo estaban en el hemisferio Norte; pero con el pase de los siglos se exploró sistemáticamente nuestro planeta y los marinos que surcaron el mar fueron dando nombres a las nuevas constelaciones que iban descubriendo, por lo cual las constelaciones del Sur tienen nombres bastantes modernos, como Pavo, Indio, Microscopio etc.. diferentes de la mitología clásica.
Navegantes, pastores y agricultores establecieron rápidamente un nexo entre la visibilidad de algunos astros y la inminencia de fenómenos ligados a su oficio. Estos acontecimientos lentamente acumulados se transmitieron primero oralmente y después por escrito.
Los persas, los árabes y los griegos contribuyeron a establecer los futuros mapas celestes. Ahora bien ¿por qué elegir tal grupo de estrellas más bien que otro? Se trata de la proyección sobre el cielo de nuestros mitos. Por supuesto, hoy sabemos que tal representación carece de significado, dado que la bóveda celeste no está formada por un conjunto de estrellas situadas a una misma distancia. Aunque nuestros ojos no nos permiten apreciarlo, el cielo que vemos debe percibirse en volumen. Aún así, las constelaciones bautizadas por los antiguos siguen siendo una herramienta preciosa para orientarse en los cielos. Después, como es conocido, en 1930 la Union Astronómica Internacional fijó en 88 las constelaciones, señalando los límites, que siguen siempre meridianos y paralelos celestes.
El principio de las constelaciones: algunos mitos divinos
Acerca de las constelaciones, vamos ahora trazando un poco de su historia mitológica.
La Osa Mayor ha recibido diferentes nombres en los milenios. Los árabes veían en ella una caravana en el horizonte, los romanos veían bueyes de tiro, para los Indios del Norte América era un cucharón, mientras para los pueblos de América Central se trataba de un cojo.
Por otra parte, según la mitología griega se cuenta que Zeus, dios del Olimpo, se enamoró de una ninfa cazadora de los bosques de Arcadia que se llamaba Calisto. Zeus la hizo su amante, pero Hera, su esposa, ofendida por la afrenta y celosa de su rival la convirtió en osa. Así quedó Calisto hasta que se topó con Arkas, hijo suyo y de Zeus, pero éste no reconociéndola, armó su arco para dispararle una flecha. Rápido Zeus, apareció ante él y le explicó quien era en realidad la osa. Pero Zeus no se quedó tranquilo ya que el gesto podía repetirse, entonces cogió a su amada en forma de osa por el rabo y la lanzó hacia el cielo. No contento, trasformó también a Arkas en oso y lo lanzó junto a su madre; sin embargo Hera no contenta que Zeus pudiera ver a su amante en el cielo, ordenó a su hermano Poseidón que intercediera para evitar que jamás Arkas y su madre Calisto pudieran acercarse al mar. Desde entonces eso se cumplió, pues ninguna de las dos constelaciones puede ocultarse y permanecen siempre visibles.
La constelación del Dragón debe su importancia porque esta figura estaba presente en la mitología griega. Una de las historias más populares tiene que ver con Heracles y las doce labores. La diosa Gea le dió a Hera un árbol de manzanas de oro cuando se casó con Zeus; así que Hera puso el árbol en su jardín para que fuera cuidado por las Hespérides y un dragón llamado Ladón. Heracles le pide a Atlas que recoja las manzanas mientras que Atenas y él sostienen al cielo y Atlas pensando que podía engañar a Heracles para que se quedara sosteniendo al cielo para siempre, aceptó la misión. Cuando regresó con las manzanas, Heracles le deslizó el cielo de nuevo en sus hombros.
Otra historia cuenta que durante la guerra de los Titanes contra Zeus, Atena fue atacada por un dragón y ella lo arrojó en el aire, envolviéndole alrededor del Polo. Hasta hoy, el dragón permanece en el cielo de la noche.
La constelación de Géminis, debe su nombre a los gemelos mitológicos Castór y Pollux, hijos de Leda pero de padre diferente. El padre de Castór fue un rey de Esparta mientras el de Pollux era Zeus que accedió a Leda en su noche de bodas. Ambos hermanos eran amantes de grandes hazañas, como la de la nave Argos que salvaron de un naufragio cuando consiguieron aplacar la tempestad causa de su zozobra. Los gemelos pasaban el tiempo pastoreando y secuestrando mujeres; sin embargo un día Idas, un primo, se enfrascó con Castór matándole y Pollux, aunque inmortal, quiso seguir a su hermano muerto a las profundidades del reino de Hades. Zeus, conmovido por el amor entre ellos, los puso en un lugar prominente del cielo.
Esta es la explicación mitológica solo de algunas figuras representadas en las constelaciones que conocemos, aunque habría muchas más. Sin duda, cuando salimos ahí fuera no encontramos el camino marcado para saber diferenciarlas; pero una vez que esas líneas están en nuestra cabeza, podemos tratar de ver esa figuras que siempre nos causan mucha fascinación.