Los orígenes de la astronomía: de la antigüedad a la edad moderna
¿Cuáles son los origenes de la astronomía? Los orígenes de la astronomía son muy antiguos e incluyen todos los estudios y las observaciones que se han hecho durante siglos. Su desarrollo empezó cuando las poblaciones crearon sus primeras instalaciones y levantaron sus ojos al cielo.
Desde aquel momento los astros han fascinado los seres humanos con sus ciclos de aparición inmutables. De ahí han empezado las primeras observaciones que al principio generaron creencias supersticiosas, como pensar que el firmamento estaba habitado por seres potentes y deidades capaces de influir en el comportamiento y en el destino de la humanidad. La astronomía en la antigüedad solucionó los problemas que empezaron a presentarse a las primeras civilizaciones, ayudaron a establecer los periodos adecuados para sembrar y para la cosecha además de orientar a las personas durante los viajes y sus desplazamientos.
Se creía que los dioses del cielo, responsables de la fortuna de las poblaciones, comenzaron a exigir donaciones y ofrendas para reducir castigos y malevolencia. Este aspecto religioso relacionado a las obervaciones y a la adoración de determinados astros se manifestó durante siglos; solo con los descubrimientos tecnológicos se han podido explicar varios aspectos científicos que al principio no lograban entenderse.
Si hablamos del origen de la astronomía antigua y de las primeras calculaciones entre los planetas, hay que mencionar Aristarco de Samos (310-23o a.c.), quien se preocupó de medir las distancias entre la Tierra, la Luna y el Sol. Aristarco fue el que propuso también el modelo heliocéntrico de nuestro sistema solar, que veía el Sol al centro del universo y los demás astros alrededor de ellos. Sus teorías heliocéntricas no fueron acogidas como buenas y se publicaron en el Arenario de Arquímedes.
El astrónomo griego Eudoxo de Cnido, en cambio, teorizó el modelo geocéntrico con el apoyo más tarde de Aristóteles y su escuela. Sin embargo, el modelo no podía explicar algunos fenómenos como el movimiento de algunos astros con respecto a la mayoría de otras estrellas. Éstas últimas se mueven entre sí todas en conjunto y con las mismas posiciones angulares y por este motivo le llaman «estrellas fijas».
Otros astros, en cambio, aunque se muevan con la mayoría de las estrellas lo hacen con cierto retraso, alterando a veces su velocidad respecto a las estrellas fijas, ralentizando para luego ponerse en marcha, pero siempre con un retraso conocido como movimiento directo. Estas estrellas se llaman «errantes» o «planetas» para poderlas distinguirlas de las otras.
El astrólogo Ptolomeo se ocupó de promover el sistema geocéntrico de Galileo con la Tierra en el centro del universo, mientras que la Luna, el Sol, los planetas y las estrellas giraban en esferas de cristal mientras a su vez daban la vuelta a la Tierra. Para explicar que los planetas tenían un movimiento diferente, Ptolomeo construyó un sistema en el cual la Tierra aparecía ligeramente desplazada del centro y los planetas rodeaban dentro de un epiciclo cuya órbita se conocía como Deferente.
Los epiciclos nacieron con Apolonio de Pérgamo (262-190 a.c.) y fueron utilizados nuevamente por Hiparco de Nicea (190-120 a.c.). Según lo teorizado por los astrónomos, el planeta gira en su epiciclo, al mismo tiempo éste se mueve sobre otra esfera llamada deferente, por el movimiento de los dos parece que el planeta recorre en el sentido de las estrellas fijas y a veces, en algunos momentos, se adelanta a ellas.
El esquema de Ptolomeo se aplicó por mucho tiempo en la sociedad, sobre todo por darle a la Tierra y a la humanidad una importancia destacable en el contexto astronómico antiguo.
Durante esta época se trató asimismo de determinar la dimensión de nuestro planeta, de crear el primer inventario de todas las estrellas según su luminosidad aparente y estudiar el saro, es decir, un período de un poco más de dieciocho años después del cual la Tierra y la Luna llegan a la misma posición en sus órbitas dando lugar al fenómeno de los eclipses.
La astronomía en la Edad Media experimentó un proceso de profunda renovación, así como ocurrió a las ciencias y a las artes. El periodo fue favorable al mantenimiento del sistema ptolemaico que en aquellos años la iglesia defendía con vigor ya que proponía el hombre y la Tierra al centro del universo.
Con el trabajo importante de Alfonso X el Sabio en la corte de Toledo, se empezaron a traducir antiguas obras de astronomía gracias a la escuela de traductores que había prosperado en la corte del soberano.
Los primeros descubrimientos significativos en la astronomía comenzaron durante la Edad Moderna. ¿En qué año empezó la Edad Moderna? La Edad moderna fue un periodo histórico que abarca desde el siglo XV hasta el siglo XVIII. Los primeros de esta época a profundizar esta ciencia fueron estudiosos como Nicolás de Cusa junto a Johannes Regiomontano, quienes alrededor de mediados del siglo quince refutaron la idea de que el universo era un espacio determinado.
La astronomía en la edad moderna comenzó a verse durante la época del Renacimiento, con los estudios de Nicolas Copérnico (1473-1543), según el cual el Sol se encuentra en el centro del universo y todos los planetas están a su alrededor. Pero este sistema se demonstró incompleto presentando algunas fallas a pesar de la introduccíon de los emiciclos.
Algunos años después Tycho Brahe (1546-1601), un atento observador del cielo, realizó importantes mediciones astronómicas durante su época, quizás una de las más precisas de su época. Mientras que Johannes Kepler (1571-1630) con la ayuda de las calculaciones llevadas a cabo por Brahe pudo anunciar las leyes del movimiento plaentario.
Siempre en el siglo dieciséis Galileo Galilei pudo construir sus propios instrumentos de observación y descubrir las fases de Venus, las manchas solares y los cráteres de la Luna. Después de él, un astrónomo «moderno» como Isaac Newton se recuerda por la leyenda de la manzana que le cayó encima de su cabeza. De esta leyenda se crearon las bases de la ley de gravedad, gracias a la cual por ejemplo la Luna sigue girando entorno la órbita terrestre sin escapar.
En el siglo XVIII fueron observadas no sólo las estrellas, sino también los planetas y los cometas. Y a través de un importante sistema de medición, la paralaje se calculó el movimiento de una estrella respecto a las estrellas vecinas observándolas desde puntos diferentes.
Con la astronomía que avanzaba en el siglo XX el astrónomo Harlow Shapley (1885-1972) descubriò las estrellas variables, llamadas así por la variación de su brillo, mientras tanto Einstein enunciaba su Teoría de la Relatividad General según la cual el universo no aparece un espacio circunscrito sino que se expande.
En la actualidad de nuestro siglo sólo sabemos que habitamos en un planeta del sistema solar ubicado en la perifería de la Vía Láctea que presenta un agujero negro que a su vez se encuentra en un sistema de galaxias denominado Grupo Local. Algunos estudios han descubierto que la edad del sistema solar es de 4.568,2 millones de años, casi dos millones de años más que las previciones anteriores.
Pero la investigación sigue adelante, ya que telescopios, sondas, robots y equipos de astrónomos trabajarán juntos para desvelarnos nuevos misterios del universo.