Nuestro sistema solar y sus planetas: Saturno

01 Abr 2016

saturno anelli

Saturno es el segundo planeta del sistema solar en tamaño y el único con un sistema de anillos visible desde nuestro planeta. Por lo que se refiere a su composición, forma parte de los planetas exteriores o gaseosos.

Debe su nombre a uno de los dioses romanos, venerado sobre todo por la agricultura y la cosecha. La caractéristica más llamativa del planeta es su sistema de anillos, que fue observado por primera vez de Galileo Galilei en 1610. Los instrumentos del astronomo italiano, no muy avanzados, al principio le hicieron pensar que se trataba no de anillos sino de grandes lunas.

Sólo años más tarde, un colega de Galileo, Christian Huygens, con telescopios más avanzados pudo observar mejor los anillos. En la mitad del siglo XIX, James Clerk Maxwell entendió que los anillos estaban compuestos de partículas pequeñisimas. Se sabe que estas últimas giran a una velocidad de 48.000 kilometros por hora.

Origen del nombre

Los romanos le dieron el nombre del padre de Júpiter al planeta. Para ellos, Saturno correspondía al dios griego Crono, hijo de Urano, quien solía devorar a los hijos de los hombres para que no le quitaran el poder. Sólo Zeus evitó este triste destino y llegó a ser el dios de los dioses.

Los conocimientos de los sumerios fueron heredados por los romanos y los griegos que establecieron que en el cielo había un total de siete astros, los cuales, según ellos, giraban alrededor de la Tierra que constituía el centro del universo conocido.

A pesar de la impresionante velocidad de rotación de sus anillos, la órbita de Saturno es una de las más lentas en completar su recorrido, tardando casi treinta años.

Caractéristicas del planeta: estructura interna, temperaturas, atmósfera y órbita.

Saturno se ve como un planeta de forma ovalada, con diámetros importantes en la zona de los polos y del ecuator. Está constituido principalmente por hidrógeno, y sólo un cinco por ciento de helio. Su tamaño es enorme, casi nueve veces superior a la de nuestra Tierra.

No deja de ser curioso que, siendo un planeta gaseoso, no tiene superficie y su atmósfera es muy baja. Por este motivo no se puede dar un período de rotación definido, ya que varía según las zonas del planeta.

La estructura interna del planeta es parecida a la de Júpiter, ya que el núcleo es sólido. La manta que encubre el planeta es de hidrógeno, debida a las intensas temperaturas registradas. Es probable que el núcleo interior de Saturno esté formado por elementos helados que remontan a su origen, acumulados durante todo el tiempo de formación.

Las zonas cercanas al núcleo y el mismo interno de Saturno alcanza temperaturas elevadas, casi el doble de la superficie del Sol. Es más, Saturno parece no necesitar del calor producido de nuestra estrella, sino que él mismo irradia y emite calor desde su núcleo. Sucede que el hidrógeno y el helio se funden y emiten calor que se genera y se irradia hacia la atmósfera externa.

La atmósfera del planeta está caracterizada por fuertes vientos que afectan ambos hemisferios y una corriente ecuatorial capaz de alcanzar los 450 km/h. Y las nubes que aparecen en superficie es probable que estén hechas de amoníaco. Este sistema de nubes va a formar alrededor del planeta una manta de niebla, como consecuencia de procesos químicos.

Lo que es bastante frecuente en Saturno, son las tormentas. Algunas de ellas se han estudiado y observado desde nuestro planeta. Por ejemplo, en la década de los noventa se formó en la zona ecuatorial del planeta una zona blanca extendida, que fue asociada a un proceso de formación de grandes tormentas. Otras parecidas se estudiaron algunos años más tarde y fueron de intensidad más o menos igual.

Otra tormenta de dimensiones importantes se analizó en 2010. Esta última fue lo suficiente grande como para afectar a todo el planeta y despejar las nubes puestas en la superficie de Saturno. Como consecuencia de su energía se formó un vórtice central que medía más de 5.000 kilometros de diámetro. La tormenta de Saturno duró casi 200 días y fue estudiada por sondas y telescopios terrestres. Su violencia fue tal, que se consiguió captar las ondas de radio producidas por ella.

Una peculiaridad de este planeta es representada de su famoso hexágono situado en el polo norte. Esta zona, que recuerda un huracán, permite que los vientos soplen hasta los 300 km/h. El hexágono presenta un remolino en su interior y mide unos 250.000 kilometros de diámetro.

Saturno está lejos del Sol, aproximadamente unos 1.420 millones de kilómetros. Su periodo de traslación entorno a nuestra estrella es de 29 años y 167 días, mientras que su periodo de rotacíon sobre su eje imaginario es relativamente corto, midiendo unas 10 horas y media.

Saturno: Sus satélites y el sistema de anillos

Saturno posee muchos satélites, sin embargo el más conocido de ellos es Titán que posee una atmósfera destacable. Se sabe que Saturno tiene más o menos unos treinta satélites reconocidos por las autoridades espaciales, pero es cierto que posee más satélites sin nombre.

A este propósito la misión Cassini-Huygens ha explorado las areas próximas al planeta, y gracias a este estudio se dio a conocer que los satélites de Saturno son más de los que se esperaban. El más conocido satélite del planeta, como dicho antes, es Titán. Éste se caracteriza por tener una región bastante extendida anaranjada. Los aficionados podrán observar a Titán con telescopios que tengan al menos 200 mm de abertura. Los demás satélites son más dificiles de observar y se ven simplemente como estrellas lejanas.

Sin embargo, lo llamativo de Saturno es su sistema de anillos, que lo diferencia de otros planetas. Este rasgo no dejó de sorprender incluso al mismo Galileo. Ya sabemos que su telescopio no era tan potente como para observar muy lejos y ver claramente cualquier cuerpo celeste. Quien profundizó el asunto de los anillos fue Christian Huygeens a través de instrumentos más adecuados, alrededor de 1659.

Los anillos están compuestos de partículas de agua helada y se extienden en la zona ecuatorial de Saturno, hasta alcanzar los 120.700 km de largo. Los datos recogidos hasta ahora, acerca de la formación de los anillos, sugieren que no son tan recientes como se creía.

Su estructura se caracteriza por la cantidad y la densidad del material presente en ellos. Los astronomos han decidido dividir los anillos en regiones dandoles nombres del alfabeto. Los más importantes son los anillos A y B divididos entre sí de la zona Cassini, es decir, una región con una densidad de material menor que las otras, que se extiende por más de 4.500 kilómetros de ancho.

Algunas estructuras, conocidas como cuñas, que se encuentran entre los anillos A y B, tienen que ver con el campo magnético del planeta más que con su fuerza de gravitación, pero la historia exacta de su formación todavía se desconoce. Puede ser que las cuñas sean formaciones temporales y que desvanezcan después de algún tiempo, para volver a aparecer.

En 2005, los instrumentos presentes en la nave espacial Cassini, descubrieron que existe una atmósfera notable en la región de los anillos, que se compone principalmente de partículas de oxígeno.

A pesar de todo, lo que no deja de ser curioso son los descubrimientos costantes en este campo tan misterioso y vital. De hecho, en septiembre de 2006, una nave de la Nasa anunció haber descubierto otro anillo del planeta. El descubrimiento se verificó durante una ocultación solar, en el momento en el que el Sol se encuentra detrás de Saturno y ilumina plenamente su sistema de anillos.

Generalmente, los fenómenos de ocultación solar no superan una hóra de duración, pero el de septiembre de 2006 durò casi doce horas. Este evento permitió a la sonda Cassini de observar en el detalle algunas partículas microscópicas que normalmente no se pueden ver en el sistema de anillos.

La sonda Cassini tomó algunas imágenes, alrededor de los anillos, de partículas hechas de material helado que parten del satélite Encélado por miles de kilómetros. Entre las fotos que hizo Cassini, también una de nuestro planeta que parece como una esfera azul. Siempre de la misma fecha, otra imagén de la Luna. Todas estas fotos y más, pueden verse clicando aquí.

Es de 2009, otro descubrimiento por mérito del telescopio Spitzer, que detectó un nuevo anillo de Saturno, uno de los más grandes hasta ahora descubiertos. En conclusión, podemos decir que Saturno es un planeta que se puede observar en el cielo a lo largo de casi todo el día. Es un planeta que los apasionados de astronomia pueden observar incluso con un telescopio de aficionados.

El contexto más favorable para observarlo es cuando Saturno se encuentra exactamente en la posición opuesta al Sol. El día trece de enero Saturno fue visible tan bien como nunca hasta ahora, debido a una particular posición de su sistema de anillos. En el cielo nocturno Saturno es como un punto brillante y amarillento cuya luminosidad oscila entre la magnitud 1 y la 0, (ver más).

Saturno en el mundo

Los chinos y los japoneses ven a Saturno como la estrella que representa la Tierra entre los cincos elementos de la naturaleza.

Los hebreos llaman a Saturno con el nombre de Shabbatai. Según su cultura, Saturno posee un espíritu benéfico conocido como Agiel y uno mal representado por Zazel.

Para los turcos, Saturno es Zuhal, nombre proveniente del árabe, mientras los indios lo conocen como Sani o Shani, es decir, el Juez entre todos los planetas.